¿Por qué el uso de un dron?
Cada instalación tiene una configuración distinta. El espacio aéreo permite en muchas áreas de las instalaciones acceder fácilmente a las zonas sensibles de manera que un atacante pueda alcanzar su objetivo. En este sentido conviene identificar y analizar los escenarios y amenazas potenciales, entre los que se encuentran, por ejemplo:
- El sabotaje, que utiliza drones equipados con carga explosiva dirigidos para que impacten y provoquen un incendio o explosión en zonas técnicas, sistemas de control, suministro eléctrico, gas, zonas de producción o procesos críticos, sobre todo en instalaciones industriales, logísticas o comerciales. También se debe tener en cuenta la utilización de drones equipados con sistemas de inhibición para interferir las señales inalámbricas o los sistemas GPS que forman parte de la actividad productiva de muchas instalaciones.
- El terrorismo parece que ha encontrado un buen aliado en los drones suicidas. Utiliza cargas explosivas o rocía productos que puedan producir efectos nocivos. Por eso es necesario prestar especial atención en los acontecimientos deportivos, eventos o manifestaciones, por poner algún ejemplo, además de posibles actuaciones selectivas contra personas concretas.
- Espionaje/fuga de información mediante la utilización de drones con cámaras de alta definición y zoom óptico (por ejemplo, de 30 aumentos) para captar y obtener información de la actividad, procesos, pruebas o desarrollos concretos en la industria o cualquier otra actividad. Además, también pueden conseguir imágenes o captar situaciones que pueden afectar al derecho a la intimidad de las personas en cualquier escenario, incluso a nivel residencial.
- Incendios intencionados mediante dronescon sustancias inflamables dirigidos sobre masas forestales o en instalaciones concretas donde pueden provocar grandes siniestros.
- Los tráficos ilícitos utilizando drones ya son una realidad, sobre todo en el tráfico de drogas o para introducir objetos prohibidos en las cárceles, sobre todo en horario nocturno, por poner algunos ejemplos.
¿Por qué el uso de un dron?
Una vez analizadas las posibles amenazas conviene considerar el atractivo que supone para el sujeto actuante el uso de drones, sobre todo teniendo en cuenta factores como:
- La accesibilidad de cualquier persona a los drones. Es posible conseguirlos a través de canales de venta online a nivel mundial o adquirir el material necesario para ensamblarlos, consiguiendo incluso acceder a drones de gran tamaño, con una autonomía de vuelo de más de 40 minutos y a un bajo coste.
- La facilidad de uso y configuración de los sistemas de control, así como el acceso a la información para fabricar dispositivos explosivos improvisados (IED).
- La accesibilidad a la información que se necesita para planificar la acción a través de buscadores de internet o páginas web, donde es posible conseguir cierto nivel de detalle para identificar las áreas sensibles de las instalaciones y su actividad, así como las coordenadas concretas para planificar la misión y el ataque.
- Además, el agresor no se expone dentro del escenario en el que va a actuar, sino que puede programar misiones dirigidas desde un lugar remoto contra objetivos concretos, con tiempo suficiente para abandonar el lugar desde el que se ha lanzado la misión.
- También el sujeto atacante puede actuar considerando la franja horaria en la que puede obtener un mayor éxito o en la que exista una menor capacidad de reacción.
La vulnerabilidad está muy clara dado que hay muchas instalaciones que tienen áreas sensibles, accesibles desde el espacio aéreo y sin medidas concretas para detectar y actuar ante esta amenaza, convirtiéndose en nuevo enemigo de la seguridad física. La excepción son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que sí están implementado medidas para cubrir los principales acontecimientos y situaciones que puedan afectar a la seguridad nacional.
Una vez identificadas las amenazas probables, y con el análisis sobre el atractivo y la vulnerabilidad podemos estimar en cada caso cuál es la probabilidad de que se materialice una determinada amenaza, el escenario más expuesto y la franja horaria.
Nos queda valorar el grado de trascendencia, el cual puede ser muy distinto en función de la actividad de cada instalación, y en este caso hay que tener en cuenta situaciones como:
- El daño a las personas o las situaciones de pánico colectivo que se puedan producir.
- El deterioro moral, pérdida de confianza o daño a la imagen.
- El impacto económico o daño a las infraestructuras.
- La paralización parcial o total de la actividad productiva.
- La imposibilidad de sustitución de los daños materiales o de la capacidad de resiliencia.
- La extensión del daño, por ejemplo, dentro de la cadena de producción, por poner algunos ejemplos.
Llegados a este punto, si tenemos en cuenta la probabilidad y el grado de trascendencia podemos obtener, a nivel cuantitativo o cualitativo, el nivel de riesgo que debemos considerar y, en cada caso tratar.